Por Homar Garcés:
Con escasa o nula conciencia de lo que ocurre con los datos
que, de una forma espontánea y hasta ingenua, proporcionan toda vez los millones
de usuarios que acceden a una red o servicio de internet, éstos componen un
recurso económico extraordinario, prácticamente inagotable, del cual las
grandes corporaciones transnacionales obtienen formidables réditos, sin que se
vean obligadas a retribuirle a aquellos el aporte que realizan a diario.
En vista de esta nueva situación creada por la lógica del
capitalismo, a nivel mundial se levantan voces exigiendo la imposición de
mecanismos legales que controlen y restrinjan este derecho de facto por parte
de las grandes corporaciones transnacionales, de modo que se protejan los
derechos y la potestad de las personas sobre sus datos, tanto en lo que
concierne a su condición individual como colectiva.
Todo esto indujo a Just Net Coalition a presentar el 25 de
noviembre de 2019 un Manifiesto por la Justicia Digital durante la realización
del Foro de Gobernanza de Internet, en la ciudad alemana de Berlín, sintetizado
en la frase “Un llamado para que nuestro futuro digital nos pertenezca”. Sus
Principios clave comprenden lo siguiente:
1. Todas las personas deben tener potestad sobre sus datos,
`ya sea individual o colectiva. 2. Nuestros datos requieren protección contra
el abuso. 3. Necesitamos las herramientas para controlar nuestros datos. 4. Los
bienes comunes de datos requieren marcos de gobernanza adecuados. 5. La
protección, el intercambio y la utilización de datos requieren nuevas
instituciones. 6. El trabajo que genera datos debe ir acompañado de derechos
digitales. 7. Los datos deben procesarse cerca del punto de su origen. 8. Los
flujos transfronterizos de datos deben regirse a nivel nacional. 9. Es
necesario reivindicar las tecno-estructuras como espacios personales y
públicos. 10. Deberíamos tener potestad sobre el software que utilizamos y poder
controlarlo. 11. Las infraestructuras digitales clave deben ser administradas
como servicios públicos. 12. Las tecno-estructuras deben ser descentralizadas
para un uso abierto, con interoperabilidad. 13. Los monopolios digitales
globales deben desarticularse. 14. La datificación de las sociedades debe
gestionarse democráticamente. 15. El desarrollo de los estándares digitales
debe ser la responsabilidad de organismos de interés público. 16. La esfera
digital debe ser gobernada de lo local a lo global.
Como se pone de relieve cada día, las tecnologías de
información y comunicación (TIC) han constituido un gran avance en los últimos
treinta años. Computadoras, teléfonos móviles y otros elementos similares les
han permitido a muchas personas acceder a una conexión global, en tiempo real,
conocer noticias ocurridas a miles de kilómetros de distancia, y compartir
datos de su particular interés desde la comodidad del hogar.
Algunos califican dicho avance de tsunami tecnológico, del
cual pocos perciben las posibles consecuencias que este tendría respecto a la
concepción y el funcionamiento de las estructuras del modelo civilizatorio
actual, a pesar de estar presente en la actividad cotidiana de la banca y de
los mercados financieros; las transacciones con monedas digitales; y la
utilización, entre otras cosas, de drones, satélites, big data, cámaras de
vigilancia, aparatos de reconocimiento facial y diversos sensores acoplados con
inimaginables bases de datos en manos de empresas y gobiernos, que hacen de la
vida de cada ser humano un libro abierto, carente, prácticamente, de
privacidad.
Apenas comienzan a analizarse sus impactos e implicaciones,
cuestión que se extiende a la infraestructura digital que debiera existir en
todo país, sobre todo en lo que respecta a África y nuestra América, donde la
mayoría de sus poblaciones escasamente cuenta con servicios de internet; todo
ello sin considerar el efecto de la radiación electromagnética en la salud de
las personas, a lo que se añade el hecho de que se requiere extraer grandes
cantidades de minerales necesarios para fabricar teléfonos celulares y demás
artefactos de transmisión y recepción, presentes en ambos continentes, lo que
incrementa la destrucción creciente de ecosistemas, suscitando conflictos de
intereses políticos y comerciales diversos.
Para muchos, la infinidad de posibilidades creativas,
recreativas y utilitarias que podría derivarse de las tecnologías de
información y comunicación los anima a creer que el futuro podría ser algo
mejor que el presente. No obstante, también suscita el temor reflejado en las
distopías creadas por los autores de ciencia ficción con un mundo dominado por
minorías despóticas que uniforman al extremo el pensamiento y el estilo de vida
del resto de la humanidad, dándole la sensación y la convicción que no tienen
otras opciones factibles, resignados a su condición y destino. Tal dualidad de
criterios obliga, sin embargo, a fijar posiciones respecto a lo que ello
significa.
La larga historia del sistema capitalista y de los usos dados
a la ciencia y la tecnología en materia militar nos debiera prevenir respecto a
sus efectos negativos, lo que impondría la necesidad de ejercer un mejor
control. Lo que quedaría pendiente es saber hasta qué límite y cómo se haría.
Lo segundo sería lograr que todos estos avances sirvan realmente para dotar a
los seres humanos de unas mejores condiciones materiales de vida, en armonía
con su entorno natural, las que, eventualmente, contribuirían a consolidar el
viejo sueño humano de una emancipación integral. -
mandingarebelde@gmail.com
excelente análisis, nosotras y nosotros les pr0p0rcionamos, toda la informacion necesaria para que nos analice, manipule, con toda la fuerza del Capitalismo salvaje.
ResponderEliminarEs muy complejo el tema.Antes esa base de datos era 100% en papel, con lo cual se hacía más difícil para el Estado la intromisión sobre lod datos de cada persona, hoy con la digitalización se está a nada de acceder a información no autorizada,su vigilancia etc etc.es la nueva forma de control social, pero no creo que sea producto del capitalismo, porque el mismo no es un ser viviente, sea el régimen que domine la administración política economica y social del mundo, sea a través de un gobierno, corporaciones o los poderosos servicios de inteligencia, es el humano quien, desde sus orígenes tiene estas prácticas de dominación.
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