Por Carlos Enrique D.:
En una excelente entrevista hecha por el periodista William
Castillo al Dr. Herman Escarra, éste explico como a lo largo de su corta
historia republicana, cuando nuestro país ha estado dividido por pugnas
internas países y potencias extranjeras han aprovechado esas situaciones para
robarnos territorios y ventajas.
Hoy vivimos un riesgo similar, ya que ante el intenso
enfrentamiento político que hemos vivido hace ya varios años, los países
imperialistas a través de sus grandes transnacionales del petróleo están
manipulando a la República de Guyana para que desconozca el tratado de Ginebra
de 1966 y pase, con el apoyo militar de esos imperios, a ocupar definitivamente
el territorio Esequibo. -
Para poder enfrentar exitosamente ese gravísimo desafío se
hace imprescindible tomar un conjunto de acciones, que deben estar basadas en
una apreciación correcta de las realidades.
En este orden de idea hay que comenzar por entender que,
como lo hemos visto, no podremos obtener la unidad de país dada la posición de
traición a la patria de un sector político, que incluso clama descaradamente
por una intervención militar extranjera en nuestro país. Es decir, hay que
internalizar que la defensa del suelo patrio descansará únicamente en los
sectores patrióticos. Afortunadamente somos mayoría.
En segundo término, también hay que comprender que la
solución política al conflicto con Guyana no es posible, y que será, casi
irremediablemente, militar.
Probablemente se inicie con la concesión y ocupación de
territorio terrestre y marítimo del Esequibo por parte transnacionales
imperialistas, ante lo cual a Venezuela no le quedará otra que revindicar sus
derechos por las armas o a resignarse a darle perdidos por siempre.
Claro, una confrontación de esta naturaleza, acarreará
obligatoriamente la participación directa de las fuerzas armadas imperiales,
que es lo que están buscando, así como de lacayos como Brasil y otros.
Con el agravante de que, si se presenta una situación así,
Colombia no dudará ni un segundo en aprovecharla para obtener por la fuerza, la
ocupación militar de las áreas que tenemos actualmente con ellos.
También hay que entender que una conflagración de este tipo
se decidirá siempre en una guerra de infantería. Los aviones y naves de guerra
servirán como apoyo, más no serán decisivos, como ha quedado demostrado en las
recientes intervenciones imperiales en Siria, Irak, Afganistán, Libia,
etc.
La situación es muy grave, y debemos tomar urgentemente las
acciones necesarias para salir victoriosos.
La primera de ellas, construir un poderoso ejército de
tierra, con no menos de dos millones de efectivos, perfectamente entrenados y
armados. En este aspecto la constitución de una fuerte milicia no se puede
seguir postergando y se debe afrontar con la seriedad que se amerita.
En este sentido pienso que los partidos del proceso deben
dar el ejemplo. Para mí, una condición sine qua non para ser militante de ellos
debe ser pertenecer a las milicias. No hacerlo sería la confesión de que esa
militancia es oportunista.
La experiencia de la invasión del pasado tres de mayo dejó
en evidencia lo mal preparado que estamos en ese aspecto vital. En efecto, solo
vimos a un civil con un revólver enfrentando a los mercenarios, que además
navegaron por más de 70 km entre Macuto y Chuao en 36 horas sin ser detectados
por guardacostas ni helicóptero alguno, a pesar de conocerse su existencia.
Además de lo anterior se debe contar con unas fuerzas
armadas regulares blindadas con armamento de primera. Lamentablemente en los
últimos años se ralentizó ese proceso de modernización militar que inició
Chávez. Bástese ver que tenemos casi las mismas pocas decenas de aviones Sukoi.
Solo con la conjunción de estos dos factores; una numerosa
milicia entrenada y armada y una poderosa Fuerza Armada, se podrá disponer de
un elemento disuasivo ante las pretensiones imperiales, que los convenza que el
costo en vidas, materiales y tiempo será infinitamente superior a la recompensa
que puedan obtener. Como decía Chávez, la única forma de obtener la paz es
prepararse para la guerra.
El no haber comprendido la importancia de una milicia
numerosa le ocasionó a Sadam Hussein, a Kadaffi y a los talibanes el perder el
poder y la guerra, ya que se limitaron enfrentar a los países imperialistas
únicamente con el ejército regular, y cuando éste fue derrotado, salieron
presurosos a pretender parapetear unas milicias, que por supuesto no lograron.
A los talibanes les llevó casi una década formarlas gracias al apoyo que
obtuvieron en Pakistán.
Precisamente y para que esto último no ocurra en nuestro
país con Colombia es que los Estados Unidos ordenó al gobierno colombiano
firmar la paz con las FARC, para una vez desmovilizados, asesinar uno a uno a
sus principales comandantes y eliminar cualquier foco de apoyo. Como se ve,
nada ocurre por casualidad.
Por supuesto, también la sociedad como tal debe prepararse
para esa contingencia.
En eso se ha sido negligente. No es posible que tengamos los
mismos llevaderos de gasolina de hace 20 años, que haya caído al piso la
producción de gasolina y gas, tan necesarios en esas circunstancias, que se
haya abandonado el proyecto ferrocarrilero que propuso Chávez, que no se haya
cumplido la meta de la soberanía alimentaria y que hoy, hasta la caja de los
CLAP, estén llenas de productos turcos, mexicanos, etc. que perfectamente
podemos y debemos producir localmente, para afrontar cualquier situación.
Si hay comida y milicia, no hay conflicto que nos doblegue.
articulos2009@gmail.com
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