Por Rafael Ugalde:
El fin primario de esta columna, muy humilde, por cierto, en
comparación con las de “expertos” y destacados coeficientes intelectuales
escribidores en” La Nación”, era referirme a nuestro fracaso en los Juegos
Panamericanos de Perú, así como las
diversas intensidades alcanzadas por las llamadas “fake news” en todos nuestros
grandes medios de comunicaciones ocultando contextos, exaltando falsos
patriotismos o simplemente invisibilizando lo insostenible, respecto a una selecta casta de calificados
burócratas deportivos.
Debieron transcurrir 36 años de decorada dictadura
neoliberal en México –pintada de ejemplar “democracia” por la mafia
institucionalizada- para detectar las cuotas de falsedad, en cuanto al llamado
déficit fiscal provocado por altos salarios de empleados estatales y otros
“gastos” sociales, con el único fin de ocultar el pillaje aristocrático en
nuestros países. El presidente Andrés Manuel López Obrador prometió este año
“congelar” impuestos, elevar salarios
para dinamizar la economía interna, subir las jubilaciones, acrecentar
la ayuda a los discapacitados, con solo
los fondos recuperados de la corrupción en las altas esferas, reactivar las
empresas públicas asfixiadas y enunciar al endeudamiento interno.
La corrupción, en el nuevo enfoque, no es el pobre diablo
vendedor de cigarrillos al menudeo o aguacates contrabandeados, para llevar el
litro de leche a casa, sino está en las cúpulas de los Poderes Ejecutivo,
Legislativo, Judicial, Electoral, Instituciones
etc., con sus lujos, pago de comisiones, viajes, “moches” por
concesiones, “reconocimientos” por obras contratadas por un valor y finalizadas
con doble precio, salarios estratosféricos en magistraturas, parlamentos,
banqueros, asesorías, propaganda institucional etc.
Esta necesidad de moral en la economía, frente a sus pillos
descarados, que permea el derecho internacional, la diplomacia, el comercia,
etc., está manifestada en el reciente
XXV Encuentro de Sao Paulo celebrado en Venezuela – por cierto, los abanderados
de la “libertad de prensa” y enemigos de las “Fake News” acá, hicieron mutis-;
pues ya es insostenible en Argentina, por ejemplo, el hambre generalizada en
ciertos sectores de la población, en Colombia hay 500 mil niños desnutridos,
mientras los banqueros celebran a los largo y ancho de América Latina ganancias
arriba de 30% promedio.
En Costa Rica, la estrangulación de la Seguridad Social es
evidente: no es gasto los altos salarios pagados a los tecnócratas de lujosas
corbatas, ni el pago de sobre precio de medicamentos, ni la compra de servicios
a hospitales privados, pero sí está obligada a reportar como gasto si quiere
producir sus propias medicinas, (más allá de la
de la crema de rosas entregada veces a sus asegurados), la creación de laboratorios, la adquisición
de aceleradores lineales, etc.
Contrasta lo anterior con los ₡25. 029 906 960,00 ($
44.616.589) como monto máximo a pagar por los costarricenses a los partidos
políticos – defensores a muerte del “crecimiento” económico sin desarrollo
humano -, por 3 904 159 votos ($ 11.42
por cada sufragio), emitidos en las elecciones de 2018, según datos oficiales.
O las exenciones de al menos de ₡ 6.210,000,000 millones
anuales por impuesto de renta a 138 poderosas empresas consideradas grandes
contribuyentes, que declararon pérdidas o falta de ganancias por varios años, según público el Ministro
de Hacienda en diciembre de 2018, por orden de un alto tribunal de la
república. De lo contrario nadie se hubiera enterado.
Si una empresa
considerada “gran contribuyente” – ganan más de 450 millones anuales- deja de tributar el
10% de renta, esto significa ₡ 45 millones anuales mínimo, por 138 de ellas,
nos da ₡ 6,210,000,000 perdonados por la hacienda pública ( $ 10,781,250 ). Si
a eso se suma que estos “regalos fiscales” vienen desde hace más de cinco años,
la deuda con la sociedad costarricense es de al menos $ 53,906,250 millones.
No hay impuestos a la población suficientes, ni venta de
activos estatales, ni “ahogamientos” ni “rebalanceos” de Refinadora de Petróleo
(RECOPE), ni de la Caja del Seguro Social, ni del Instituto Costarricense de
Electricidad (ICE), ni desnaturalización de la educación universitaria pública
suficientes, pues atribuir el faltante fiscal únicamente al pueblo es una
mentira de los que hicieron un negocio con su ética y despojaron de toda moral
a la economía.
Periodista, abogado y notario graduado por la UCR.
rafaelangeluq@yahoo.com
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