Por Diego Olivera Evia:
La crisis global del sistema capitalista en manos de Trump
Nos parece importante hacer un análisis descriptivo de la
esencia del Fascismo, considerando que esa ideología, se sostiene sobre la
violencia moral y ética, sustentada en el racismo y la búsqueda del poder bajo
el miedo y la división de las familias, usar la mentira de manera repetida,
para crear una falsa verdad, los grupos fascistas en Europa y ahora en América
Latina, son parte de una crisis del capitalismo, de crear un modelo de
violencia, los ataques a la etnias indígenas en Brasil por Bolsonaro, la
Colombia con el modelo terrorista, de la misma manera Chile con una
constitución pinochetista, además el grupo de Lima, con Perú, Ecuador ahora con
el traidor Lenin Moreno, y otras miembros capitalistas, todos proyectados con
el terrorista Donald Trump, psicópata y líder de la “raza área y la supremacía
blanca”, son la base del imperialismo y sus secuaces.
A la vez debemos concebir como el fascismo como una
ideología, un movimiento político y un tipo de Estado de carácter totalitario y
antidemocrático; creado por el dirigente italiano Benito Mussolini, se difundió
en la Europa de entreguerras desde 1918 hasta 1939. El término «fascismo»
proviene del italiano fascio (‘haz, fasces’), y este a su vez del latín fascēs
(plural de fascis), que alude a los signos de la autoridad de los magistrados
romanos. Sin embargo el término «fascismo» es uno de los más difíciles de
definir con exactitud en las ciencias políticas desde los mismos orígenes de
este movimiento posiblemente porque no existe una ideología ni forma de
gobierno «fascista» sistematizada y uniforme en el sentido que sí tendrían
otras ideologías políticas de la Modernidad.
Entre los rasgos del fascismo se encuentra la exaltación de
valores como la patria o la raza para mantener permanentemente movilizadas a
las masas, lo que ha llevado con frecuencia a la opresión de minorías (como
judíos y gitanos) y un fuerte militarismo. En este sentido el enemigo se
identifica como un ente exterior, a diferencia de los totalitarismos típicos de
izquierda en que el enemigo es interno (burguesía).
El fascismo es una ideología política y cultural
fundamentada en un proyecto de unidad monolítica denominado corporativismo, por
ello exalta la idea de nación frente a la de individuo o clase; suprime la
discrepancia política en beneficio de un partido único y los localismos en
beneficio del centralismo; y propone como ideal la construcción de una utópica
sociedad perfecta, denominada cuerpo social, formado por cuerpos intermedios y
sus representantes unificados por el gobierno central, y que este designaba
para representar a la sociedad.
Para ello el fascismo inculcaba la obediencia de las masas
(idealizadas como protagonistas del régimen) para formar una sola entidad u
órgano socio espiritual indivisible. El fascismo utiliza hábilmente los nuevos
medios de comunicación y el carisma de un líder dictatorial en el que se
concentra todo el poder con el propósito de conducir en unidad al denominado
cuerpo social de la nación.
El fascismo es expansionista y militarista, utilizando los
mecanismos movilizadores del irredentismo territorial y el imperialismo que ya
habían sido experimentados por el nacionalismo del siglo XIX. De hecho, el
fascismo es ante todo un nacionalismo exacerbado que identifica tierra, pueblo
y estado con el partido y su líder.
El fascismo es un sistema político que trata de llevar a
cabo un encuadramiento unitario de una sociedad en crisis dentro de una
dimensión dinámica y trágica promoviendo la movilización de masas por medio de
la identificación de las reivindicaciones sociales con las reivindicaciones
nacionales.
La crisis global del sistema capitalista en manos de
Trump
Nuevamente el presidente Donald Trump, muestra la falsedad
de sus propuestas políticas, llegando a demostrar una personalidad bipolar,
creando propuestas de apoyo al fascismo corriente, creando una teoría
sustentada en la supremacista blanca, sustentada por sus padres en crear una
sociedad racista, una nación criminal, las recientes amenazas de Trump a las
congresistas, negras y musulmanas, con actitudes agresivas y anti éticas, como
menciones sobre latinos en el Congreso, lo que muestra sus políticas internas
en EEUU, pero más visceral es la política internacional, aliándose a los
movimientos fascista de derecha en una guerra contra las propuestas socialistas
o progresistas, en un retorno a las políticas de la Doctrina Monroe, en un
mundo dominado por EEUU.
En ese sentido nos parece señalar estos conceptos de ultra
derecha donde el presidente Donald Trump respaldó al movimiento supremacista
blanco como ningún otro mandatario lo había hecho en generaciones al equiparar
a los activistas que protestaban contra el racismo con los neonazis y
supremacistas blancos que se movilizaron en Charlottesville, Virginia.
El presidente nunca había llegado al nivel de defender las
acciones de esos grupos como lo hizo durante una conferencia de prensa que se
convirtió en una sesión en la que despotricó en el vestíbulo de la Trump Tower
y aseveró que los activistas de una presunta ultraizquierda eran igual de
responsables por la violencia que los manifestantes que marcharon con
esvásticas, banderas de ejércitos confederados, carteles antisemitas y afiches
de Trump y del vicepresidente Mike Pence.
“Gracias, presidente Trump, por tu honestidad y valentía al
decir la verdad”, tuiteó David Duke, exlíder del Ku Klux Klan, poco después de
las declaraciones del mandatario. Richard Spencer, un líder supremacista blanco
que participó en las manifestaciones del fin de semana y prometió que
Charlottesville se vería inundado con nuevas marchas en las próximas semanas,
también celebró. “La declaración de Trump fue justa y centrada”, tuiteó.
Por su parte, Terry McAuliffe, el gobernador de Virginia del
Partido Demócrata, rápidamente acusó al mandatario de profundizar las
divisiones que han centrado la atención en esa ciudad universitaria. “Los
neonazis, integrantes del Klan y supremacistas blancos llegaron a
Charlottesville fuertemente armados espetando su odio y en busca de una pelea”,
dijo McAuliffe. “Uno de ellos asesinó a una mujer joven en un acto de
terrorismo y dos de nuestros mejores oficiales murieron en un accidente trágico
mientras trabajaban al servicio de su comunidad. Esto no fue algo de ‘ambas
partes'”.
Esta es la realidad del fascismo sostenido por EEUU y su líder Donald Trump,
un psicópata narcisista, que apuesta al viejo modelo de la doctrina Monroe en
América Latina, con sus logros de dividir a través del Grupo de Lima, apoyados
en el inmoral y traidor des Secretario de la OEA, Luis Almagro funcionario de
la CIA, con el apoyo del ex presidente José Mujica, ahora haciendo campaña para
la reelección del traidor, adema el mismo pepe atacando a Venezuela, y además
mantener acuerdos con el destituido
General Manini Rios , en alianzas
de derecha, la historia no ha demostrado muchas mentiras y acuerdos anti
democráticos y anti Frente Amplio.
Periodista, politólogo y analista internacional
diegojolivera@gmail.com
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