Por: Manuel Cabieses:
El periodista Cabieses en amena charla con
Hugo Chávez Frías
En su discurso del 18 de febrero en Miami
el presidente Trump afirmó “que un nuevo día llega a América Latina”. Fue la
oratoria remozada de James Monroe en el siglo XIX proclamando que América es
propiedad de EE.UU. Desde entonces cerca de cincuenta intervenciones en países
latinoamericanos confirman que la Doctrina Monroe es la matriz permanente de la
política de EE.UU. hacia América Latina y el Caribe. Ya se trate de presidentes
demócratas (Kennedy y la invasión a Cuba) o republicanos (Nixon y el
derrocamiento del presidente Salvador Allende), el meollo de la política
hemisférica de EE.UU. es la dominación. Para mantenerla no titubea en violar el
derecho internacional y pisotear la soberanía y el derecho a la
autodeterminación de nuestros países.
Venezuela ha sufrido la experiencia de
ambas caras de la política aplicada desde la Casa Blanca. El 9 de marzo se
cumplirán cuatro años del decreto del presidente Barack Obama (demócrata) que
declaró a Venezuela una “amenaza a la seguridad” de EE.UU. Eso dio cobertura
“legal” a una escalada intervencionista que el presidente Donald Trump
(republicano) pretende ahora convertir en agresión armada.
Para llegar al punto en que nos
encontramos, los arrenquines del imperio desplegaron sus artes viles para
debilitar a Venezuela. Siguiendo orientaciones de Washington se formó el Grupo
de Lima; Judas Almagro fue designado secretario general de la OEA; se boicoteó
el diálogo gobierno-oposición en República Dominicana y -¡la guinda de la
torta!- se creó un Frankenstein: Juan Guaidó, encargado de un gobierno fantasma
que ha sido reconocido por gobiernos que presumen de serios. Entretanto EE.UU.
apretó la soga financiera en el cuello de Venezuela y alineó a la Unión Europea
detrás de su política injerencista.
La asfixia económica fue el siguiente
peldaño para provocar escasez de alimentos y medicinas, mercado negro,
acaparamiento, especulación, hiperinflación y las múltiples formas de
corrupción que engendran estas crisis, como bien sabemos los chilenos que
vivimos la experiencia de los ’70. A lo anterior hay que sumar el drama de la
migración. Centenares de miles de venezolanos -al igual que en América Central-
han debido salir de su país en busca de mejores condiciones de vida.
Una guerra sicológica de magnitud
desconocida en la región -salvo los casos de Cuba y Chile- se encargó de crear
una imagen distorsionada de la realidad venezolana. Las mentiras sobre
Venezuela ruedan por el mundo sin límites ni fronteras éticas. Algún día el rol
miserable del “periodismo” de las oligarquías tendrá que ser juzgado como el
asesinato mediático de la verdad para agredir a un pueblo que sólo pretende
construir su propio destino.
Sin embargo, lo sobresaliente en la
situación actual es que una mayoría impresionante del pueblo -incluyendo sus
Fuerzas Armadas- no ha caído en la desmoralización a que pretende empujarlo la
ofensiva de EE.UU.
El discurso de Trump en Miami fue
respondido con altivez y dignidad por el presidente Nicolás Maduro. Asimismo,
el torpe intento de Trump de sobornar a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana
para inducirla a un golpe de Estado encontró la contundente respuesta del
general Vladimir Padrino López y de los comandantes de las distintas ramas de
las FANB y la Milicia. El discurso del general Padrino López, que reitera la
doctrina bolivariana y socialista de las FANB, es una pieza notable del
pensamiento militar antimperialista y anti oligárquico. Abre una perspectiva
muy distinta de lo que ha sido la conducta histórica de los ejércitos de la
región, sempiternos servidores de las oligarquías.
Trump también ha amenazado a Cuba y
Nicaragua. Son los objetivos siguientes si la agresión a Venezuela alcanza sus
objetivos. El energúmeno yanqui ha sido claro y rotundo: EE.UU. no permitirá
ningún régimen socialista en América Latina y el Caribe. Su notificación
interpela a los sectores sociales y políticos que trabajan por construir
propuestas democráticas y sociales de mayor equidad y justicia en el
continente. La solidaridad activa con Venezuela Bolivariana es una cuestión de
vida o muerte para los venezolanos… y para nosotros, latinoamericanos y
caribeños.
Fuente: https://radio.uchile.cl
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