Por Carlos E. Lippo
“Vengo en paz. No traje artillería. Pero con lágrimas en los
ojos, les digo esto: si me fastidian,
los mataré a todos”.
James “perro rabioso” Mattis en una reunión con iraquíes,
durante la invasión de 2003.
No tengo duda alguna en relación a que de toda la caterva de
sociópatas a los cuales Trump ha entregado la dirección del área de seguridad
de su grotesca administración, el más “impresentable” es James Mattis, el
actual secretario de defensa. Y ello a pesar de que en dicho equipo se ha
asignado papeles protagónicos a personajes de la calaña de: John Bolton (asesor
de seguridad nacional), uno de los principales forjadores del “falso positivo”
sobre la existencia de armas de destrucción masiva en el Irak del 2002 que
sirvió de pretexto para la invasión del año 2003, que aún se mantiene vigente;
Mike Pompeo (secretario de estado y exdirector de la CIA), defensor a ultranza
de los métodos de interrogatorio basados en torturas así como también de sus
ejecutantes, de los cuales ha llegado a decir con el mayor desparpajo: "…
estos hombres y mujeres no son torturadores, son patriotas"; y Gina Haspel
(directora de la CIA), una experta del espionaje y de las misiones encubiertas,
con más de 30 años de experiencia en esa agencia y con severos señalamientos
que la vinculan con las operaciones de tortura de prisioneros, dentro y fuera
del territorio de los Estados Unidos.
Intentando una breve semblanza de este actual jefe del
Pentágono, designado en 2017 en violación de una ley que prohíbe la designación
para ese cargo de quienes hayan prestado servicio en las fuerzas armadas
estadounidenses durante los siete años anteriores, ya que se retiró del
servicio activo en el 2013, habremos de decir que se trata de un laureado oficial
del “Cuerpo de Marines” con muy destacada actuación en la “Guerra del Golfo”
(1991) y con altísimas posiciones de comando tanto en la invasión a Afganistán
(2002) como en la de Irak (2003). La mediática gringa, tan dada a endilgarle
apodos a todo el mundo, tanto amigos como enemigos, le ha bautizado con el de
“perro rabioso” (mad dog), apodo que consideramos que está más que justificado
en este caso si se toman en consideración muchos de sus cínicos y petulantes
señalamientos como aquel de: “Sé cortés, sé profesional, pero ten un plan para
matar a todos los que conozcas”, pronunciado durante la ocupación de Irak en el
2003, al igual que el otro irrepetible señalamiento que da inicio a estas notas
(1).
Es a este guerrerista, mezcla de sociópata con sicópata, a
quien Donald Trump ha confiado la tarea de consolidar bajo la amenaza de las
armas el “patio trasero” suramericano, una vez que haya atado todos los cabos
sueltos dejados en los primeros meses de este 2018 por sus anteriores enviados
a la región (Rex Tillerson, Mike Pence y Mike Pompeo), quienes privilegiaron la
aplicación de presiones de naturaleza económica y diplomática para el logro de
los fines que les fueron encomendados.
Como es sabido por todos la gira suramericana del jefe del
Pentágono tuvo lugar entre los días 12 y 17 de agosto, contemplando reuniones
con los ministros de defensa d
e los dos “pesos pesados” suramericanos (Brasil y
Argentina), y siendo recibido además por los presidentes de los más arrastrados
cipayos o “socios confiables”, como ellos prefieren ser llamados (Chile y
Colombia); siendo precedida por la visita a los mismos países del almirante
John Richardson, jefe de operaciones navales de la armada estadounidense, y por
la visita a Colombia de Nikki Haley, embajadora gringa en la ONU.
Dejando de lado todo eufemismo, el almirante Richardson fue
enfático en señalar en todos los países visitados que las fuerzas armadas
estadounidenses, y en particular la marina, querían asegurarse de que el país
angloamericano fuese el "principal socio en materia de seguridad” de
Latinoamérica; reconociendo que en esa materia, algunos funcionarios locales
decían estar listos para la cooperación militar interamericana, desde misiones
humanitarias, hasta misiones en ciberseguridad (2). Así mismo, en declaraciones
a la Voz de América (VOA), señaló: “ queremos ser ese equipo estable,
constante y comprometido que no deja de prestar su apoyo a la hora de la
verdad”. Y todos sabemos lo que significa para los gringos “la hora de la
verdad”, así como el hecho de que el equipo estable constante y comprometido
del que está hablando es con toda seguridad la fuerza multiestatal invasora de
nuestro país.
Por su parte la “glamorosa” señora Haley, a la usanza de las
giras efectuadas en sus momentos por la secretaria de estado Clinton a países
invadidos, como Afganistán, Libia e Irak, se hizo presente el 09 de agosto
(tres días antes del inicio de la gira de Mattis) en el primer consejo de
seguridad del presidente Duque celebrado en el Tibú, a escasa distancia de nuestra
frontera, visitando luego la zona como si se tratase de los suburbios de alguna
ciudad invadida de Siria o Somalia. En dicha reunión que muchos consideramos
como la preparación político-diplomática de la gira del jefe del Pentágono, no
se limitó sólo a solicitar a la comunidad internacional la acción de “aislar”
al presidente Maduro, quien a su juicio debe “pagar un precio” por lo que ella
considera es la “crisis humanitaria en la frontera” (3), sino que llegó al
extremo de ungir como líder del movimiento regional en contra de Venezuela y a
nombre de su gobierno, al recién estrenado presidente colombiano, al señalar de
manera enfática y sin recurrir a sus frecuentes eufemismos: “… Estados Unidos
apoya que el presidente Iván Duque lidere un movimiento regional contra el
Gobierno de Venezuela” (4).
Entrando de lleno en los detalles de la gira es necesario
decir que el jefe del Pentágono visitó en seis días cinco ciudades
suramericanas en cuatro países: Brasil, Argentina, Chile y Colombia, en cada
uno de los cuales al reunirse con sus ministros de defensa y/o presidentes,
trató diferentes temas (autorización de
uso de bases militares, préstamos para adquisición de armamento, firma de
convenios de cooperación militar, coordinaciones varias, etc.), destinados
todos a incrementar la dependencia militar del imperio de dichos países. El
único tema tratado de manera recurrente en todos los países fue el de
Venezuela, ya que países que durante años recibieron nuestra solidaria ayuda
humanitaria al haberle dado asilo a una cantidad importante de sus nacionales
desplazados por sus conflictos internos (guerras civiles o cruentas dictaduras
militares), se quejan ahora amargamente de que se hayan invertido temporalmente
los flujos migratorios a causa de la guerra de cuarta generación que nos viene
aplicando el imperio desde hace ya años; al mismo tiempo que con ello buscan
impúdicamente congraciarse con el imperio que desde hace años ha venido
planteando que sólo intervendría militarmente en Venezuela si fuese necesario
para solventar una “crisis humanitaria”.
Es evidencia de lo anteriormente dicho el siguiente
señalamiento emitido en Bogotá, el día viernes 17, por Sergio de la Peña,
subsecretario adjunto de defensa de EE.UU. para asuntos del hemisferio
occidental: "El caso de Venezuela es preocupante para toda la región,
porque el flujo de refugiados fuera de Venezuela es significativo" (5);
señalamiento que deliberadamente oculta que al menos en el caso de Colombia,
más del 70 % de esos supuestos refugiados son ciudadanos colombianos o de
nacionalidad venezolana-colombiana, representando una pequeña parte de los más
de 6 millones que han vivido entre nosotros desde que comenzaron a llegar a
mediados de los años sesenta, desplazados a causa de su terrible conflicto interno.
A una semana de finalizada la gira de este nefasto halcón
debo decir responsablemente que estimo que ya ha sido acordada la integración
de las fuerzas armadas de los países visitados a la fuerza multilateral que
buscaba conformar el imperio para intervenir militarmente en Venezuela
invocando supuestas razones de carácter humanitario, tal como lo hicieron en la
Yugoeslavia de Milosevic en 1999; digo esto, basándome en los siguientes
razones:
• Resulta
muy poco verosímil que el jefe del Pentágono haya accedido a realizar una tarea
en la cual previamente habían fracasado estrepitosamente el vicepresidente
Pence y dos secretarios de estado (Tillerson y Pompeo), sin que antes se
subiese logrado al menos un preacuerdo a ese respecto.
• Unas
declaraciones del almirante John Richardson, jefe de operaciones navales de la
armada estadounidense ofrecidas a la “Voz de América” (VOA), el servicio de
radio y televisión internacional del gobierno de los Estados Unidos, poco antes
de la llegada de Mattis, según las cuales algunos funcionarios locales de los
países visitados decían estar listos para la cooperación militar
interamericana, en especial para ejecutar operaciones “humanitarias” conjuntas.
• La
suscripción con el gobierno de Colombia de un acuerdo que contempla el envío de
un buque hospital de la marina estadounidense a la costa colombiana para apoyar
y asistir a los llamados "refugiados" venezolanos que se encuentran
en ese país. Una medida que resulta cuando menos redundante si se toma en
consideración que para el mismo propósito ya se encuentran actuando los “Cascos
Blancos” argentinos (6) y (7). Siendo oportuno señalar además que mientras una
inmensa cantidad de medios internacionales han señalado que este hecho
representaría la primera incursión militar estadounidense en la crisis de
Venezuela, el jefe del Pentágono insiste ladinamente en señalar que: “Es
absolutamente una misión humanitaria. No enviaremos soldados, enviaremos
médicos (...). Están desbordando la frontera" (8). Inquietantes frases en
boca de quien acostumbra incurrir en violentos excesos verbales sin preocuparse
en modo alguno por las consecuencias de los mismos, ya que a diferencia de lo
que dice el viejo refrán, este “perro” ladra, pero además muerde.
•
Ahondando un poco en el tema del buque hospital es necesario
decir que el Comfort, que es el buque al que nos estamos refiriendo, es un
auténtico centro clínico flotante que puede ser equipado para transportar a
unos 1.215 efectivos médicos militares; tiene capacidad para realizar 12 cirugías
simultáneas; cuenta con 1.000 camas clínicas; y está dotado de helicópteros
artillados para el transporte de las bajas (9) (¿!). Como partiría del puerto
de Norfolk, en la costa este norteamericana es bastante obvio que habría de ser
fondeado en alguno de los puertos del Caribe colombiano pues sería ilógico que
lo hiciesen pasar por el Canal de Panamá para fondearlo en alguno de los
puertos del Pacífico. También se ha hablado de enviar el barco hospital Mercy,
de similares características que el Norfolk cuyo puerto de origen se encuentra
en San Diego, California, sobre el Pacífico norteamericano. No se precisa tener
grandes conocimientos de la geografía colombiana para abordar a la conclusión
de que ambos buques, siendo absolutamente inútiles para atender a unos
supuestos refugiados venezolanos que tendrían que ser transportados centenares
de kilómetros para poder ser atendidos, ni serán fondeados en los sitios que
han dicho, ni serán tripulados exclusivamente por personal médico, sino que
serán con toda seguridad la vanguardia
encubierta del dispositivo militar invasor. Recordemos que no sería la primera
vez que tanto los Estados Unidos como Colombia utilizan el camuflaje de la Cruz
Roja para sus acciones militares encubiertas.
Tal como titulásemos estas notas el jefe del Pentágono vino
a ultimar los detalles de la intervención militar en Venezuela y efectivamente
lo hizo; la fecha más probable de ocurrencia de este infausto evento que en
caso de darse comportaría el riesgo de convertir a nuestro país y a toda la
región en un gigantesco Vietnam, será en el lapso comprendido entre el 30 de
agosto y el 12 de septiembre, coincidiendo como tantas veces hemos dicho, con
la ejecución de las Maniobras Navales UNITAS LIX, en las costas del Caribe
colombiano.
Aún no han acordado la forma de justificar tamaño exabrupto,
ya que la justificación por vía de la existencia de una supuesta crisis
humanitaria se les hace y se les seguirá haciendo cada vez más cuesta arriba, sobre todo después de la
entrada en vigor de las medidas de carácter económico, financiero, monetario y
cambiario puestas en vigencia por el gobierno revolucionario durante los
últimos días.
Es claro que evaluarán la utilización de otros motivos para
justificar la invasión, entre los cuales habrá de estar el de la generación de
un falso positivo militar en la frontera, que serviría para presentarla como
una respuesta solidaria conjunta a supuestas violaciones de la seguridad
interior de Colombia y el de la espuria solicitud de invasión por parte de un
gobierno venezolano paralelo a ser montado en Colombia, donde ya funciona un
ilegal tribunal supremo de justicia desde las instalaciones del mismísimo
congreso colombiano. Al análisis de estos escenarios dedicaremos nuestro próximo
trabajo.
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(1)
http://www.resumenlatinoamericano.org/2018/08/19/la-gira-de-mattis-el-perro-guardian-del-hemisferio/
(2)
https://dialogo-americas.com/es/articles/us-wants-remain-partner-choice-south-america
(3)
https://www.laiguana.tv/articulos/314273-fragatas-corbetas-submarinos-venezuela/
(4)
https://celippor.blogspot.com/2018/08/laoligarquia-colombiana-pretende.html
(5)
https://www.efe.com/efe/america/politica/china-y-venezuela-grandes-protagonistas-de-la-gira-mattis-por-suramerica/20000035-3723365#
(6)
http://celippor.blogspot.com/2018/06/quehan-venido-hacer-los-cascos-blancos.html
(7)
http://celippor.blogspot.com/2018/07/alertaa-los-cascos-blancos-argentinos.html
(8) https://www.efe.com/efe/america/politica/china-y-venezuela-grandes-protagonistas-de-la-gira-mattis-por-suramerica/20000035-3723365#
(9)
https://www.aporrea.org/tiburon/n329979.html
celippor@gmail.com
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