Por Néstor García
Iturbe:
Muchas personas de distintos países, incluyendo CUBA, que
tienen entre sus propósitos emigrar hacia Estados Unidos, consideran que cuando
residan en dicho país todas sus necesidades económicas estarán resueltas y
comenzarán a vivir “en la abundancia”, sin embargo, un estudio realizado por el
Institute for Policy Studies, conjuntamente con el Kairos Center, publicado el
29 de abril de este propio año, nos ofrece los datos de la realidad en que
están viviendo millones de estadounidenses fundamentalmente los que residen en
los estados del sur, que es precisamente donde van a residir la mayoría de los
inmigrantes latinos.
En esta investigación se plantea que más de 40,6 millones de
estadounidenses viven por debajo de la
“línea de la pobreza”, un indicador establecido por el propio gobierno
estadounidense, que determina las personas incluidas en dicho grupo no tienen
los ingresos suficientes para satisfacer todas sus necesidades alimentarias y
de todo tipo.
En el propio estudio se plantea que prácticamente, la mitad
de la población del país no puede enfrentar una emergencia que sobrepase los
400 dólares. Los que residen en los estados sureños son víctimas de leyes y
políticas que afectan sus derechos humanos y promueven la desigualdad racial.
Algunos estados sureños, 25, con la excepción de Virginia y
West Virginia han aprobado leyes que prohíben a las ciudades aumentar el
salario mínimo, pues se considera que con el establecido de 7.25 la hora una
familia puede pagar un apartamento de dos habitaciones y cubrir las necesidades
mínimas de la familia. En todos estos estados sureños existen leyes que impiden
a los trabajadores hacer demandas colectivas de aumento de salario.
Se plantea en el estudio, que en las elecciones del 2016, la
primeras que se efectuaron sin la protección de la Ley de Derecho al Voto de
1965, se establecieron por primera vez algunas restricciones adicionales en 14
estados. En dichos estados, las nuevas leyes establecidas establecían
regulaciones imposibles de cumplir, la cuales restringieron el derecho al voto
a uno de cada cinco personas de la raza negra.
En 18 de los estados, principalmente los sureños, el
gobierno del estado ha rechazado el ampliar los beneficios de ayuda médica
establecidos por el Obama Care. Esto afecta una buena parte de la población,
2,4 millones, que ganan el dinero suficiente para ser incluidos en el Medicare,
pero no el suficiente para hacerle frente a la póliza de seguro que requiere el
Obama Care. De este grupo el 89 por ciento de la población reside en estado
sureños.
A lo planteado en el estudio pudiera agregarse que el costo
de alquilar una vivienda ha sufrido aumento en los últimos meses, debido que se está fabricando a un menor ritmo
debido temores de los inversionistas
sobre las políticas económicas que está desarrollando el país.
Otro peligro a tomar en consideración sería el aumento de la
inmigración ilegal. Esto pudiera afectar
la disponibilidad de puestos de trabajo para los que ya residen en estados
sureños, pues llegaría una fuerza de trabajo adicional, dispuesta a realizar la
actividad por la mitad del salario
y un número de familias, residentes en Estados Unidos, sufrirían las consecuencias económicas de este fenómeno.
El pronóstico es que la pobreza en Estados Unidos aumente,
en especial, si se continúan destinando a la guerra los miles de millones de
dólares que deberían destinarse a resolver los problemas sociales de la
población, si la inequidad en la distribución de la riqueza se mantiene o
aumenta y si se incrementa el tratamiento diferenciado entre ciudadanos de una
clase social y de una raza distinta a la clase dominante.
sarahnes@cubarte.cult.cu
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