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jueves, 13 de abril de 2017

El País de Vizquel una analogía de nuestra realida

Por Marcel Doubront

Si hay algo de lo que presume  saber el Venezolano (hasta de forma pedante) es de la Política y del Béisbol, creo que al punto de asegurar que entre los pocos países del mundo allí se encuentra la realidad donde un desempleado se atreve a llamar fracasado al pelotero que gana 10 millones de dólares al año  o  que sin ningún conocimiento de economía, derecho o política un ciudadano pueda abrogarse teorías en relación al tema llegando al punto de llamar a ministros, alcaldes, gobernadores y al presidente  incapaces, delincuentes o brutos.



Quiero aclarar que las presentes líneas no son para defender a Omar Vizquel o a los Beisbolistas en el Clásico Mundial  ya que me dejo de interesar el Béisbol cuando los peloteros decidieron apoyar al grupo social que  quemo preescolares, estaciones del metro, plazas Públicas, etc, al hacer del conocimiento de las masas su apoyo al SOS Venezuela (sin embargo aunque no comparta su ideología igual mantengo respeto al ser humano nacido en mi país) Ahora bien a razón del título de estas humildes líneas “El País de Vizquel una analogía de nuestra realidad” es motivado a la gran preocupación de  ver como cualquier persona ajena a la ocupación de la otra puede abrogarse el derecho de insultarla por simplemente no estar de acuerdo por su forma de pensar o ejecutar su oficio y que  tristemente la conclusión sea “es la sociedad que tenemos”, una sociedad dominada por el pragmatismo el cual pareciera  rendir culto a lo planteado por Federico Nietzsche  cuando refería “La Verdad NO es un valor teórico” como si el algo viniera de la nada o como si la libertad de expresión se tratase de decir y hacer lo que alguien se le dé la gana vulnerando leyes o responsabilidades sociales por el simple criterio de sentirse con derecho hacerlo.

Lo cierto o por lo menos al criterio de quien les escribe,  es que la población Venezolana no puede seguir pensando que el país es un juego de Béisbol donde desde las tribunas y no desde el lugar donde se desarrolla la acción se pretende cambiar la realidad con insultos o violencia contra el otro grupo de aficionados por no coincidir totalmente en sus afinidades, y mucho menos pretender que el béisbol es la realidad social de la nación, ahora bien si usted es del pensar que ambas pudieran relacionarse, coincidamos que las tribunas son para observar los acontecimiento y el terreno de juego para cambiar la realidad en función al logro que se aspira, el fanático apoya a su equipo  y su respaldo en gran parte incide en la motivación de los jugadores en ganar el partido, los atletas emprenden sus máximos esfuerzos de acuerdo al entendimiento de su rol impulsado por el grado de motivación y exigencia de su fanaticada.

Si realmente queremos que ese equipo llamado Venezuela Gane definamos cual será nuestro papel en el juego, si seremos simples espectadores, manager de tribunas, o protagonistas del proceso para la consecución de la victoria, bien sea dentro del terreno o influyendo de manera positiva  en nuestros jugadores para el logro de los objetivos planteados, si observamos mediante un pensamiento complejo nuestro adversario en este juego de la vida no es el ciudadano común que piensa distinto a nosotros, sino los problemas que padecemos día a día y ese enemigo se le derrota con estrategia y preparación tal como este infunda sus estrategias  mediante la transculturación y la competitividad  o como también definen “nuevo orden Social o Mundo Globalizado y Cambiante”

Lo cierto es que para vencer esos desafíos trata de un trabajo de equipo, decía el Libertador Simón Bolívar en (1819) "Para sacar de este caos nuestra naciente república, todas nuestras facultades morales no serán bastantes, si no fundimos la masa del pueblo en un todo; la composición del gobierno en un todo; la legislación en un todo, y el espíritu nacional en un todo. Unidad, unidad, unidad, debe ser nuestra divisa" esa acción que permitirá “sacar de este caos nuestra naciente república” no se hace bajo el papel observadores del juego  o  de vendedores de “papitas, Cotufas y Refrescos” por ello en ese sentido Vidal (2007) plantea “no se puede quedar observando y dejar que las cosas sucedan sin nada que hacer, pues esto puede acarrear inseguridad en cuanto al futuro de la propia organización. Hay algunos cambios que vienen como un huracán y no piden permiso para entrar”

 Las universidades por su parte (o por lo menos creo que allí esta mi posición en el equipo) deben estar a la altura de estas circunstancias sobre todo cuando por ser pieza fundamental en la formación de nuestros jugadores, en ese sentido plantea Miguel Martínez Miguélez  “Las Universidades tienen, por su propia naturaleza, la misión y el deber de enfrentar este estado de cosas, de ser sensibles a los signos de los tiempos y de formar las futuras generaciones en consonancia con ellos.” Sin embargo y  en concordancia con lo que plantea el Profesor Martínez Miguélez debe tomarse en cuenta al muy significativo referenciado en el manifiesto de Córdoba “Si no existe una vinculación espiritual entre el que enseña y el que aprende, toda enseñanza es hostil y de consiguiente infecunda.” O como diría el maestro Simón Rodríguez  “Lo que no se hace sentir no se entiende, y lo que no se entiende no interesa” por lo cual ante los desafíos del presente es necesario entender por lo menos en materia educativa que lo urgente no puede sustituir a lo importante sino que ante las presentes coyunturas y en la inminencia de masificar la educación importante tomar en cuenta que instruir no es educar y que la educación es un instrumento para la liberación y aceptar quienes somos donde estamos pero para donde debemos ir, en ese orden de ideas Valdez Julio haciendo un análisis de la pedagogía del oprimido de Freire plantea: Es importante, en un inicio, que los oprimidos se reconozcan a sí mismos como seres humanos, en su vocación histórica y ontológica de ser más. Ello implica tan bien reconocerse como oprimidos, alienados y dependientes de otros. Y algo más profundo, es reconocer que alojan en sí mismos la opresión y la alienación, y hasta quieren ser como sus opresores.

De acuerdo a lo planteado esa aceptación de oprimido pasa por el entendimiento de que por la contra cultura promovida por las corporaciones es lo que lo convierte actualmente en aspirante a opresor y que independientemente de las simpatías electorales el pueblo no debe atentar contra el propio pueblo,  en sinergia  a lo planteado del mundo de las corporaciones y su influencia en la sociedad actual Civeira (2010)  Refiere  Este modelo necesita de un ciudadano que acepte ser parte de un sistema económico que no le da futuro, seguridad en el trabajo, buen salario, etcétera. Se manipulan su psicología y sus patrones culturales. No se necesitan ciudadanos que piensen, sino profesionistas que produzcan. Subordina a la persona a la función que la sociedad le impuso. Deja de ser persona y se convierte en rol. En nuestra sociedad actual se pretende reducir al sujeto a un solo tipo: el empresario. El empresario es el paradigma del sujeto, a lo que se aspira, lo que se anhela ser. De lo contrario, los sujetos no son exitosos ni completos.

Las comunidades hoy más que nunca exigen que de las universidades no egresen simples letrados  sino compañeros de una lucha en común para la creación de una nueva y mejor sociedad y que por supuesto esto sería imposible con una educación basada en la doctrina capitalista, en concordancia Navas (2012) citando a Zemelman refiere “Es importante señalar que una educación mercantilizada no funciona pues existe una desconexión entre educación y desarrollo. Entonces cabe la pregunta ¿Qué tipo de egresados está aportando la educación” por ello insurge la necesidad de crear un modelo formativo acorde no solo a las demandas de la sociedad sino el desarrollo sostenible cultural, político, económico de la nación en correspondencia Valdez (2016) refiere

La formación necesaria (donde todos/todas seremos eternos aprendices)  tiene que ver con  desarrollo de capacidades críticas y generativas, que apunten a incrementar los poderes de  contraloría social en todos los ámbitos de la vida republicana y el desarrollo de procesos  en aras del mejoramiento de vida en toda su plenitud. Incluye la posibilidad de pensar opciones de hacer en solidaridad, de vida plena, que contradigan los valores dominantes del egoísmo y materialismo vulgar

En conclusión no niego que  de acuerdo a mi planteamiento más es lo que pudiera desconocer  sin embargo como diría Descartes. “Daría todo lo que sé por la mitad de lo que ignoro” lo que si estoy seguro es que mi equipo se llama Venezuela donde hay Zurdos y Derechos que deben entender  como integrantes de un mismo equipo que hay una función colectiva que emprender y ese entendimiento llevara a la victoria de otro modo como diría el Che “si no luchamos juntos nos mataran por separados” .

“Despertar al hombre significa hacerlo consciente de aquello que lo está negando”.
Hugo Zemelman

marceldoubront@gmail.com

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