Por Marcel Doubront
Si hay algo de lo que presume saber el Venezolano (hasta de forma pedante)
es de la Política y del Béisbol, creo que al punto de asegurar que entre los
pocos países del mundo allí se encuentra la realidad donde un desempleado se
atreve a llamar fracasado al pelotero que gana 10 millones de dólares al
año o
que sin ningún conocimiento de economía, derecho o política un ciudadano
pueda abrogarse teorías en relación al tema llegando al punto de llamar a
ministros, alcaldes, gobernadores y al presidente incapaces, delincuentes o brutos.
Quiero aclarar que las presentes líneas no son para defender
a Omar Vizquel o a los Beisbolistas en el Clásico Mundial ya que me dejo de interesar el Béisbol cuando
los peloteros decidieron apoyar al grupo social que quemo preescolares, estaciones del metro,
plazas Públicas, etc, al hacer del conocimiento de las masas su apoyo al SOS
Venezuela (sin embargo aunque no comparta su ideología igual mantengo respeto
al ser humano nacido en mi país) Ahora bien a razón del título de estas
humildes líneas “El País de Vizquel una analogía de nuestra realidad” es
motivado a la gran preocupación de ver
como cualquier persona ajena a la ocupación de la otra puede abrogarse el derecho
de insultarla por simplemente no estar de acuerdo por su forma de pensar o
ejecutar su oficio y que tristemente la
conclusión sea “es la sociedad que tenemos”, una sociedad dominada por el
pragmatismo el cual pareciera rendir
culto a lo planteado por Federico Nietzsche
cuando refería “La Verdad NO es un valor teórico” como si el algo
viniera de la nada o como si la libertad de expresión se tratase de decir y
hacer lo que alguien se le dé la gana vulnerando leyes o responsabilidades
sociales por el simple criterio de sentirse con derecho hacerlo.
Lo cierto o por lo menos al criterio de quien les
escribe, es que la población Venezolana
no puede seguir pensando que el país es un juego de Béisbol donde desde las
tribunas y no desde el lugar donde se desarrolla la acción se pretende cambiar la
realidad con insultos o violencia contra el otro grupo de aficionados por no
coincidir totalmente en sus afinidades, y mucho menos pretender que el béisbol
es la realidad social de la nación, ahora bien si usted es del pensar que ambas
pudieran relacionarse, coincidamos que las tribunas son para observar los
acontecimiento y el terreno de juego para cambiar la realidad en función al
logro que se aspira, el fanático apoya a su equipo y su respaldo en gran parte incide en la
motivación de los jugadores en ganar el partido, los atletas emprenden sus
máximos esfuerzos de acuerdo al entendimiento de su rol impulsado por el grado
de motivación y exigencia de su fanaticada.
Si realmente queremos que ese equipo llamado Venezuela Gane
definamos cual será nuestro papel en el juego, si seremos simples espectadores,
manager de tribunas, o protagonistas del proceso para la consecución de la
victoria, bien sea dentro del terreno o influyendo de manera positiva en nuestros jugadores para el logro de los
objetivos planteados, si observamos mediante un pensamiento complejo nuestro
adversario en este juego de la vida no es el ciudadano común que piensa
distinto a nosotros, sino los problemas que padecemos día a día y ese enemigo
se le derrota con estrategia y preparación tal como este infunda sus
estrategias mediante la transculturación
y la competitividad o como también
definen “nuevo orden Social o Mundo Globalizado y Cambiante”
Lo cierto es que para vencer esos desafíos trata de un
trabajo de equipo, decía el Libertador Simón Bolívar en (1819) "Para sacar
de este caos nuestra naciente república, todas nuestras facultades morales no
serán bastantes, si no fundimos la masa del pueblo en un todo; la composición
del gobierno en un todo; la legislación en un todo, y el espíritu nacional en
un todo. Unidad, unidad, unidad, debe ser nuestra divisa" esa acción que
permitirá “sacar de este caos nuestra naciente república” no se hace bajo el
papel observadores del juego o de vendedores de “papitas, Cotufas y
Refrescos” por ello en ese sentido Vidal (2007) plantea “no se puede quedar
observando y dejar que las cosas sucedan sin nada que hacer, pues esto puede
acarrear inseguridad en cuanto al futuro de la propia organización. Hay algunos
cambios que vienen como un huracán y no piden permiso para entrar”
Las universidades por
su parte (o por lo menos creo que allí esta mi posición en el equipo) deben
estar a la altura de estas circunstancias sobre todo cuando por ser pieza
fundamental en la formación de nuestros jugadores, en ese sentido plantea
Miguel Martínez Miguélez “Las
Universidades tienen, por su propia naturaleza, la misión y el deber de
enfrentar este estado de cosas, de ser sensibles a los signos de los tiempos y
de formar las futuras generaciones en consonancia con ellos.” Sin embargo
y en concordancia con lo que plantea el
Profesor Martínez Miguélez debe tomarse en cuenta al muy significativo
referenciado en el manifiesto de Córdoba “Si no existe una vinculación
espiritual entre el que enseña y el que aprende, toda enseñanza es hostil y de
consiguiente infecunda.” O como diría el maestro Simón Rodríguez “Lo que no se hace sentir no se entiende, y
lo que no se entiende no interesa” por lo cual ante los desafíos del presente
es necesario entender por lo menos en materia educativa que lo urgente no puede
sustituir a lo importante sino que ante las presentes coyunturas y en la
inminencia de masificar la educación importante tomar en cuenta que instruir no
es educar y que la educación es un instrumento para la liberación y aceptar
quienes somos donde estamos pero para donde debemos ir, en ese orden de ideas
Valdez Julio haciendo un análisis de la pedagogía del oprimido de Freire
plantea: Es importante, en un inicio, que los oprimidos se reconozcan a sí
mismos como seres humanos, en su vocación histórica y ontológica de ser más.
Ello implica tan bien reconocerse como oprimidos, alienados y dependientes de
otros. Y algo más profundo, es reconocer que alojan en sí mismos la opresión y
la alienación, y hasta quieren ser como sus opresores.
De acuerdo a lo planteado esa aceptación de oprimido pasa
por el entendimiento de que por la contra cultura promovida por las
corporaciones es lo que lo convierte actualmente en aspirante a opresor y que
independientemente de las simpatías electorales el pueblo no debe atentar
contra el propio pueblo, en
sinergia a lo planteado del mundo de las
corporaciones y su influencia en la sociedad actual Civeira (2010) Refiere
Este modelo necesita de un ciudadano que acepte ser parte de un sistema
económico que no le da futuro, seguridad en el trabajo, buen salario, etcétera.
Se manipulan su psicología y sus patrones culturales. No se necesitan
ciudadanos que piensen, sino profesionistas que produzcan. Subordina a la
persona a la función que la sociedad le impuso. Deja de ser persona y se
convierte en rol. En nuestra sociedad actual se pretende reducir al sujeto a un
solo tipo: el empresario. El empresario es el paradigma del sujeto, a lo que se
aspira, lo que se anhela ser. De lo contrario, los sujetos no son exitosos ni
completos.
Las comunidades hoy más que nunca exigen que de las
universidades no egresen simples letrados
sino compañeros de una lucha en común para la creación de una nueva y
mejor sociedad y que por supuesto esto sería imposible con una educación basada
en la doctrina capitalista, en concordancia Navas (2012) citando a Zemelman
refiere “Es importante señalar que una educación mercantilizada no funciona
pues existe una desconexión entre educación y desarrollo. Entonces cabe la
pregunta ¿Qué tipo de egresados está aportando la educación” por ello insurge
la necesidad de crear un modelo formativo acorde no solo a las demandas de la
sociedad sino el desarrollo sostenible cultural, político, económico de la
nación en correspondencia Valdez (2016) refiere
La formación necesaria (donde todos/todas seremos eternos
aprendices) tiene que ver con desarrollo de capacidades críticas y
generativas, que apunten a incrementar los poderes de contraloría social en todos los ámbitos de la
vida republicana y el desarrollo de procesos
en aras del mejoramiento de vida en toda su plenitud. Incluye la
posibilidad de pensar opciones de hacer en solidaridad, de vida plena, que
contradigan los valores dominantes del egoísmo y materialismo vulgar
En conclusión no niego que
de acuerdo a mi planteamiento más es lo que pudiera desconocer sin embargo como diría Descartes. “Daría todo
lo que sé por la mitad de lo que ignoro” lo que si estoy seguro es que mi
equipo se llama Venezuela donde hay Zurdos y Derechos que deben entender como integrantes de un mismo equipo que hay
una función colectiva que emprender y ese entendimiento llevara a la victoria
de otro modo como diría el Che “si no luchamos juntos nos mataran por separados”
.
“Despertar al hombre significa hacerlo consciente de aquello
que lo está negando”.
Hugo Zemelman
marceldoubront@gmail.com
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