Por: Miguel A Espino Perigault
Las profesiones,
oficios y tareas que emprende el hombre en la sociedad democrática son tanto
más importantes cuanto mayor es su aportación al bien común, entendido
como el fin del estado y del derecho, según el legado del
cristianismo a la cultura occidental. No entendido según el liberalismo, el socialismo o la
cultura de género, que los supera en maldad, y que hoy impone su ideología totalitaria mediante la manipulación de los medios, la información falseada y el ocultamiento de
la verdad por la post-verdad.
Frente a al panorama irredimible que presenta la sociedad
post moderna, el buen periodista es el
único profesional en condiciones de enfrentar y vencer la amenaza. Por ello, los adelantados del nuevo totalitarismo asfixian la libertad de expresión, hábitat profesional del periodista, y, a quien, además, se le desarma corrompiendo el lenguaje de la
verdad con el de género y el
políticamente correcto. Se ignora
la regla del escritor Azorín de que para escribir sobre las cosas es
necesario, primero, conocer el de las cosas.
Además, el
periodista no cuenta, generalmente, con el apoyo de los medios, pues el relativismo moral los ha corrompido y no
respetan ideas ni opiniones contrarias a las suyas, atadas a la ideología de
moda.
La existencia de medios
de diferentes géneros es
importante. Pero, el periodismo
completo es el comprometido solamente
con la verdad de los sucesos y los temas que se deben conocer. . La verdad-verdad. Para ello es necesario creer en la
posibilidad de conocerla. Es su misión.
Sin libertad de expresión no puede existir.
Quien no entiende esto, está
perdido.
espinomiguel21@gmil.com
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